viernes, 10 de abril de 2009

La piratería, una pesadilla poco estudiada


Habemus nueva Ministra de Cultura. Ángeles González Sinde abandona la presidencia de la Academian del cine para iniciar esta importante empresa dejando varios frentes encendidos. La Ley del Cine desarrollada como definitiva no convence, la industria es más dependiente que nunca de las subvenciones públicas y España es el penúltimo país europeo en cuota de pantalla por delante de Hungría. Sólo Los Crimenes de Oxford se coloca en el puesto 14.

González Sinde siempre ha tenido la misma respuesta contra los malos resultados: la piratería. Si la oposición contra el anterior Ministro Molina por parte de la sociedad de internautas era fuerte, la elección de Sinde ha sido vista como una provocación de Rodríguez Zapatero al mundo digital. Sinde siempre ha sido clara y contundente:
Seamos todos sinceros, ¿para qué necesitamos todos una línea de ADSL de no sé cuantos gigas? ¿Para mandar e-mails?

Internet, las descargas ilegales han sido su caballo de batalla al que no ha dado tregua en sus intervenciones tanto oficiales como privadas
Nos enseñaron que hay que seguir peleando. Peleando para que las descargas ilegales no nos hagan desaparecer, para que nuestros administradores comprendan que en el negocio de la red no pueden ganar sólo las operadoras de ADSL, mientras quienes proporcionamos los contenidos, perdemos. Peleando para fomentar la venta y alquiler de películas por Internet de manera justa, cómoda y ventajosa para el usuario. Hay miles de puestos de trabajo en juego.

Desde su nueva posición va a tener que reformular su discurso, ya no es la defensora de un sector en continúa costrucción sino la máxima responsable de la cultura española, una cultura poliédrica cuyo color de piel es el gris. El problema del cine va mucho más allá que el Emule y los 100 megas que pone al servicio Telefónica; el fondo de la cuestión está a más profundidad de lo que proponía la nueva Ministra. Ella misma lo reconoce e intenta apaciguar los ánimos.Expertos, internautas y políticas desastrosas nos han ayudado a formular diez argumentos más para la situación del cinematógrafo, piratería aparte:

1-Las fórmulas de ocio han cambiado como explica José María Álvarez Monzoncillo, catedrático en la Universidad Rey Juan Carlos, en su libro El futuro del ocio en el hogar (2004) . Hay más alternativas y, por tanto, la demanda se diversifica. Los videojuegos, las mejoras de transporte, internet, canales especializados, viajes, gimnasios y un número casi ilimitado de alternativas que hace diez años, antes de la piratería, no había. Sin embargo, el sistema cinematográfico utiliza la misma fórmula de explotación que hace cien años. ¿Progresos? Hay en desarrollo un cine en 3D, invento originalísimo que se intentó comercializar en otra gran crisis del medio: cuando apareció la televisión.
2-El cambio no ha generado ninguna reformulación de la estrategia, ni una adaptación al nuevo contexto, ¿todo medio tiene que transformarse menos el cine? Solo se aprovecha lo digital a niveles de producción.
3-La eliminación sistemática y programada de los cinematógrafos en el centro de las ciudades. El negocio que parecía la solución por el bajo costo de los suelos y las facilidades de construcción se ha derrumbado antes que explotara la burbuja. ¿Quién hace veinte kilómetros para ir un martes por la tarde al cine? ¿Quién va a los centros comerciales a medio construir? ¿Quién soporta la homogeneidad de este tipo de salas? ¿Me puede decir en cuántas salas a la vez, en un mismo complejo, se estrenó Indiana Jones IV?
4-Esta deslocalización ha provocado que los jóvenes, único segmento que va al cine con regularidad, no tenga manera de poder ir. La cadena se ha roto a propósito; los beneficios producidos por un Zara en plena Gran Vía o en Las Ramblas son muchísimo mayores que los rendimientos de una sala de cine.
5--Hay una fractura total entre el cine español y los espectadores. La Gala de los Goya se ha convertido en un foro revindicativo que apoya la fractura social. Todos los comentarios críticos, los chistes y las mofas en la última iban dirigidos a un sector de la población: Iglesia católica y Partido Popular. Resumiendo, más de la mitad del país no ve con buenos ojos al cine en general y es enemigo del español en particular.
6-El país ha entrado en recesión. La deflacción es una posibilidad latente. El cinematógrafo escapa de esta dinámica. Los precios de las salas han subido más de un 30% en los dos últimos años. El precio sube porque hay menos demanda, cualquier lógica de mercado está ausente.
7-Las subvenciones contaminan un mercado de por si contaminado por la presión de las major americanas. Las películas españolas juegan a dos bandas: ganan dinero desde el sector público y, después, entran dentro del mercado donde pueden ganar aun más dinero.
8-Opacidad. Endogamia. Directores prestigiosos han desaparecido. La Academia parece premiar a sus seguidores. Patino, Erice, directores de prestigio mundial, han desaparecido.
9-No hay oferta. El circuito de exhibición está controlado por las major americanas. Este parqué colonizado ha sido en gran parte regalado por los gobiernos autonómicos en su afán de crear grandes centros comerciales que revalorizaban los terreno.
10-La comunidad digital señala que ni el 5% de las descargas digitales de películas son españolas. Es decir, la Academia se aprovecha del mal de otras industrias para salir beneficiada.

La situación como hemos visto es mucho más compeja. González Sinde parte en desventaja debido a sus opiniones. La piratería es un problema, la forma de afrontarla será decisiva para el fortalecimiento de la cultura española en el siglo XXI.

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